Todo empezó cuando yo tenía más o menos unos 10 años. Por aquel entonces, harta de no saber qué decían las letras de Freddie Mercury y compañía, decidí coger mi diccionario bilingüe básico inglés-español y ponerme a traducir. Como imaginaréis, el resultado fue desastroso (¿Qué queréis? ¡Tenía 10 años!) pero cumplí, más o menos, mi objetivo y comprendí qué cantaba Freddie junto a Montserrat Caballé en Barcelona (fue la primera canción que "traduje").
Poco a poco me fui aficionando a traducir canciones. Al principio la traducción era muy literal, como es normal, pero, con el tiempo, intenté conservar rimas e incluso me atreví con El cuervo de Edgar Allan Poe algunos años más tarde. Fui haciendo pinitos entre mis amigos y familiares, traduciendo canciones, algunos diálogos de películas, anuncios publicitarios y demás. Al final me di cuenta de que disfrutaba con todo aquello y que quería convertirlo en mi futura profesión.
Así que, más o menos en 3º de ESO comuniqué oficialmente a mis padres mi decisión y desde entonces fue un no parar. Leía cuánto podía para mejorar mi ortografía, redacción y estilo a la hora de escribir cualquier cosa, preguntaba a algunos de mis profesores de lengua (alguno había trabajado como corrector o traductor) y demás. En ese mismo año me ofrecieron la oportunidad de participar en el proyecto Campus Ítaca, que se realizaba en la Universidad Autónoma de Barcelona, y estuve un par de semanas en la universidad, haciendo diversas actividades con el objetivo de conocer un poco cómo funcionaba y qué podía estudiarse allí. Gracias a esa experiencia, me enteré de que la UAB ofrecía la Licenciatura en Traducción e Interpretación, cosa que me alegró muchísimo puesto que me había enamorado de la universidad (todo cambiaría ligeramente unos años más tarde...). Así, decidí que iba a acceder a mis estudios en aquella universidad costara lo que costara. Y lo conseguí =).
En un principio, quería cursar inglés como lengua B y japonés como lengua C, pero no logré acceder a japonés y terminé haciendo ruso, idioma harto complicado pero muy bonito, la verdad. Intenté cursar tantas optativas de traducción propiamente dicha como pude (seminario de traducción del ruso, traducción literaria, etc.) y de cultura (literatura rusa, seminario de ruso, etc.) para prepararme del mejor modo posible. y no me arrepiento de mis elecciones.
A día de hoy, a falta de una nota para licenciarme y con la plaza en el Máster en Tradumática reservada, echo la vista atrás y recuerdo con cariño a aquella niña que traducía canciones por placer y que supo y quiso hacer aquello que más le gustaba y convertirlo en su herramienta de trabajo. Así pues, como consejo final, os recomiendo a todos hacer aquello que os guste, será el único modo de disfrutar con lo que hagáis durante el resto de vuestra vida ;).
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